Dominicanos, tenemos que valorar lo nuestro.

Dominicanos, tenemos que valorar lo nuestro.

Son muchos los atributos que tenemos como país y que debemos preservar, pero somos proclives a no valorar ni valorarnos y en ese binomio de conceptos dejamos descuidados muchos aspectos. 
En esta ocasión no voy a referirme a nuestra riqueza cultural y sobre lo poco que hacemos para transmitirla de generación a generación, dejándonos permear por otras tantas foráneas que nada tienen que ver con la dominicanidad. Tampoco me quiero referir a lo urgente que se hace el crear una Marca País,  porque nos lo merecemos,  pero tal parece que como en muchos aspectos, los intereses involucrados pesan más que lograr unificar criterios para destacar los atributos nuestros y crearla. Ahora quiero referirme a nuestra riqueza natural, esa que debemos cuidar y defender, porque de ella depende el bienestar nuestro y de las generaciones futuras.
Es tal nuestra belleza natural y los contrastes en nuestra tierra, que nunca termino de sorprenderme y agradecer a Dios por ella, pero también soy consciente que nuestra huella humana, de seguir así, puede aniquilarla.
Tener la oportunidad de darte el mejor de los baños en una playa caribeña como Bayahibe o Puntacana, sentarte bajo un quiosco de cana y beberte una buena agua de coco observando el despejado cielo azul entre palmera es inefable, hacer lo mismo pero en las aguas del atlántico en Samaná o Puerto Plata es un deleite, ni que decir de darte un buen baño en uno de nuestros tantos ríos, en familia es un tesoro.  

Ni decirles el privilegio de poder degustar un pescadito frito con tostones y ensalada para cerrar este escenario.

Lo que antecede esta perfecto, pero lo triste de todo esto es que los recursos si no los cuidamos se agotan, si los contaminamos, si dragamos nuestros ríos, estos se secan y los que no,  se tornan en un peligro para bañarse, igual si acabamos con los corales, destruimos nuestras murallas naturales contra los huracanes y estos, entre otros tantos males puesden dañar nuestra economía y ocasionar pérdidas humanas.
Somos tan privilegiados, que nos basta recorrer unos kilómetros y pocas horas de distancia para encontrarnos con una zona de clima frío, montañas por doquier, un verdor que enamora y una tierra fértil para sembrar que nos invita a quedarnos,  pero esto también puede perderse si dejamos que talen nuestros árboles y sequen nuestros ríos.
Seamos entes protagónicos en la conservación de nuestro ecosistema, materia prima esencial para la subsistencia humana y de todos los seres vivos del planeta.
No se ama lo que no se conoce por tanto, se hace necesario que salgamos a conocer lo nuestro, estemos atentos a todo lo que atente contra la riqueza natural de nuestra República Dominicana, no seamos espectadores pasivos, documentémonos, seamos vigilantes de lo que Dios puso en nuestras manos, no solo para disfrutarlo, sino también para cuidarlo.