Las Catacumbas de San Calixto en Roma !!
Dentro de las múltiples oportunidades que hemos tenido de conocer otros destinos se encuentra un lugar con una comnotación espiritual muy especial y en una ciudad con mucha historia, me refiero a Roma y específicamente quiero compartir con ustedes “Las Catacumbas de San Calixto”.
No me cabe la menor duda que visitar este majestuoso lugar fue un regalo de Dios. Anterior a la visita había tenido la oportunidad de leer el libro “Las Catacumbas de San Calixto”, y en el mismo detallaba los martirios a los que eran sometidos los primeros cristianos bajo la persecución de Roma y cómo este había servido de refugio, donde podían esconderse de la referida persecución, reunirse y adorar a Dios, donde su fe era fortalecida y a la vez, tal y como había sido concebida, enterraban a los que partían con el Señor.
Pude palpar, con una emoción indescriptible lo solemne de ese lugar, percibir y compartir, de una manera inexplicable los duros y hermosos momentos que cristianos llenos del Poder de Dios experimentaron y ver las tumbas. Sencillamente, solo puedo acotar, que el lugar el Sublime.
Conozcamos un poco acerca de las Catacumbas de San Calixto:
Se encuentran a la derecha de la Via Appia Antica, después de la iglesia del “Quo Vadis” en Roma, Italia. Empezaron a existir hacia la mitad del siglo II y forman parte de un Complejo que ocupa una extensión de 15 hectáreas, con una red de galerías de casi 20 kms en distintos pisos, y alcanzan una profundidad superior a los 20 metros. En ellas se enterraron a decenas de mártires, 16 pontífices y muchísimos cristianos.
Reciben su nombre del diácono (y más tarde, Papa) San Calixto, designado a principios del siglo III por el Papa Ceferino como administrador del cementerio.
En la superficie se ven dos pequeñas basílicas con tres áabsides, llamadas por ello “Tricoras”. En la oriental se inhumó probablemente al papa San Ceferino y al joven mártir de la Eucaristía San Tarcisio.
El cementerio subterráneo consta de distintas áreas. Las Criptas de Lucina y la zona llamada de los Papas y de Santa Cecilia son los núcleos más antiguos (siglo II). Las otras zonas reciben el nombre de San Milcíades (mitad del s. III), de San Cayo y San Eusebio (finales del s. III), Occidental (primera mitad del s. IV) y Liberiana (segunda mitad del s. IV) con muchas criptas importantes.
En Roma hay más de sesenta catacumbas, con cientos de kilómetros de galerías y decenas de miles de tumbas. También hay catacumbas en Chiusi, Bolsena, Nápoles, Sicilia oriental y Africa del Norte.
Las Catacumbas, por la importancia que encierran, reciben hoy la visita de miles de peregrinos de todas las partes del mundo. Por su precioso patrimonio de pinturas, inscripciones, esculturas, etc., son consideradas auténticos archivos de la Iglesia primitiva, que documentan los usos y costumbres, los ritos y la doctrina cristiana como se entendía, se enseñaba y se practicaba entonces.
A pesar del hecho de que las catacumbas no son, después de todo, más que cementerios, estas hablan a la mente y al corazón de los que las visitan con un lenguaje silencioso y eficaz. Allí dentro todo habla de vida más que de muerte. Cada galería, cada símbolo o pintura que se encuentra, cada inscripción que se lee, hace revivir el pasado y ofrece un claro mensaje de fe y de testimonio cristiano.