Proyecto busca reforestar Corredor Seco de América Central y áreas de República Dominicana
“Centroamérica y República Dominicana están en la región tropical más vulnerable del mundo a los efectos del cambio climático y están viviendo un desafío histórico derivado de la variabilidad climática, la mala distribución de las lluvias y la sequía”, argumentó.
Tomado del periódico efe@eldia.com.do, de fecha 03 de agosto, 2018.
Panamá.- El Corredor Seco de Centroamérica y zonas áridas de República Dominicana serán objeto de intervenciones de reforestación y restauración del paisaje en el marco de un proyecto para la adaptación al cambio climático, que busca aumentar el desarrollo sostenible y reducir la emigración, informó hoy ONU Ambiente.
Ese organismo de Naciones Unidas recibió una cooperación técnica no reembolsable de 985.587 dólares por parte del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para desarrollar la propuesta de adaptación al cambio climático en el Corredor Seco, basada en ecosistemas y con enfoque en el uso eficiente del agua.
ONU Medio Ambiente explicó que la adaptación basada en ecosistemas consiste en aprovechar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para reducir la vulnerabilidad de las comunidades y aumentar su capacidad de ajustarse a los eventos climáticos extremos.
Ese enfoque contempla intervenciones como la restauración de paisajes y la reforestación para mejorar la disponibilidad y la calidad del agua, asegurar la provisión de hábitat para los polinizadores, disminuir la erosión, entre otros objetivos.
El Corredor Seco de Centroamérica es una región de bosque tropical seco en la vertiente del océano Pacífico que va desde la costa de Chiapas en México hasta el oeste de Costa Rica y Panamá. La mitad de los 1,9 millones de pequeños productores de granos básicos de Centroamérica está en el Corredor Seco, recalcó el organismo de la ONU.
“Para los habitantes de las zonas secas de nuestra región el cambio climático no es algo que está en los periódicos. Muchos de ellos ya están sufriendo la peor parte de este fenómeno- la falta de agua y de alimentos”, afirmó el director regional de ONU Medio Ambiente en América Latina y el Caribe, Leo Heileman.
Las aplicación de medidas de adaptación al cambio climático en esta zona, para que contribuyan al bienestar de las comunidades y del medio ambiente, es crucial si se quiere erradicar la pobreza y el hambre, y lograr el desarrollo sostenible, recalcó Heileman.
A juicio del ministro de Agricultura, Pesquerías, Silvicultura, Ambiente, Desarrollo Sostenible y Cambio Climático de Belice, Omar Figueroa, el proyecto “es de importancia crucial para adaptarse al cambio climático, aumentar el desarrollo sostenible en la región” del Corredor Seco y zonas áridas de República Dominicana, “y para reducir la emigración” de habitantes de la zona.
“Centroamérica y República Dominicana están en la región tropical más vulnerable del mundo a los efectos del cambio climático y están viviendo un desafío histórico derivado de la variabilidad climática, la mala distribución de las lluvias y la sequía”, argumentó.
ONU Medio Ambiente y el BCIE firmaron el acuerdo de cooperación que incluye los fondos no reembolsables para el proyecto de adaptación en el Corredor Seco en el marco de la LXI reunión ordinaria del Consejo de Ministros de Ambiente de Centroamérica celebrada esta semana en Belice.
El organismo de la ONU indicó que en los años en los que se presenta el fenómeno de El Niño, en el Corredor Seco las lluvias se reducen entre 30 y 40 por ciento, con períodos largos de temporadas calurosas y de baja precipitación, mientras que las temporadas de lluvias intensas generan cuantiosos daños en la región.
El cambio climático, dijo ONU Medio Ambiente, es el factor de más rápido crecimiento que afectará negativamente la biodiversidad en el continente americano, de acuerdo con la última evaluación de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
Resaltó que los altos niveles de pobreza que azotan a Centroamérica vuelve a las familias especialmente vulnerables a los efectos causados por los eventos climáticos extremos, que han aumentado su intensidad y frecuencia en la última década.
En Centroamérica viven más de 45 millones de personas, el 40 por ciento en comunidades rurales y más de la mitad por debajo el umbral de la pobreza, recalcó ONU Medio Ambiente.